JUJUY

Editorial

Fernández-Evo: la visita que el gobierno y el PJ jujeño miraron por TV

La ausencia del gobernador se debería a su enemistad con Evo y el temprano reconocimiento de la golpista Jeanine Añez como presidenta de Bolivia, mientras que el presidente del PJ no tuvo la visión para reconocer la importancia del acontecimiento.

Fernández-Evo: la visita que el gobierno y el PJ jujeño miraron por TV

Jujuy fue el escenario de un hecho político histórico para Latinoamérica; el acompañamiento del presidente de la Nación Alberto Fernández al ex presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Evo Morales y Álvaro García Linera en su regreso a Bolivia luego de la restauración democrática, a un año de haber sido desterrados de su país por un gobierno de facto, que fue apoyado por Mauricio Macri y Gerardo Morales el gobernador de Jujuy.

La enseñanza de Evo y su dirigencia ha demostrado y ha forjado, en un clima hostil, el camino para el retorno de la democracia en el vecino país siguiendo la vía institucional con unas elecciones históricas donde el MAS se impuso y recuperó la Presidencia con Luis Arce y David Choquehuanca.

En ese marco, la dirigencia política de Jujuy, especialmente la del PJ, partido gobernante a nivel nacional, no estuvo a la altura de la circunstancia, y que no acompañ al presidente de la Nación y menos reconoció el proceso que vivió el hermano país.

El acto de unos minutos en la frontera es de un valor trascendental y de amplias repercusiones geopolíticas para Jujuy; quienes participaron fueron testigos de la emoción de tres grandes protagonistas: Evo, García Linera y Fernández.

Allí en el puente Internacional La Quiaca- Villazón, debía haber estado acompañando al presidente Alberto Fernández la conducción del PJ local, empezando por su presidente, Rubén Rivarola. No necesitaba una tarjetita de invitación, sólo convicciones políticas -si las tuviese- para entender lo que significa la Patria Grande y lealtad al liderazgo de Alberto Fernández. Pero se impusieron la mediocridad de sus operaciones políticas, a través de las editoriales en su diario de "baja estatura" para intentar remontar el bajo vuelo que tiene el peronismo tradicional que encabeza, que no mueven la aguja de la vida política siglo XXI. Aunque sirve de apoyo y otorga tanto consenso como votos legislativos al proyecto de Gerardo Morales, al fin y al cabo los nutre la misma matriz cultural elitista y conservadora.

La mediocridad y mezquindad política evidenciada entre el domingo y el lunes pasado deja ver que el Jujuy requiere un recambio dirigencial, y que medir las fotos con el peronómetro a esta altura no sirve de nada. Pasó el momento trascendental y el peronismo jujeño encabezado por el presidente del partido Rivarola no reaccionó. La miopía dirigencial fue notoria, la corta visión geopolítica para estos eventos, los pintan de cuerpo entero.        

Era sabido que el gobernador Gerardo Morales no asistiría por obvias razones, un año atrás no le tembló la voz para reconocer a Añez como presidenta de Bolivia y desde tiempo atrás del golpe venía militando una oposición a Evo Morales sobre todo como justificación para una política interna de matices xenófobos donde los boliviasno -con los que muchísimos jujeños tenemos lazos de parentesco- siempre son vistos como un chivo expiatorio o un enemigo. El mandatario estuvo agazapado siguiendo el movimiento y viendo cómo sacar provecho o interrumpir los encuentros del fin de semana, aunque no pudo. El gobernador de Juntos por el Cambio, jugó cual conspirador del subdesarrollo, con las herramientas que conoce: mejor que hacer, es no dejar hacer.

Ante la visita enorme que recibió Jujuy, el anfitrión fue el intendente de La Quiaca Blas Gallardo junto a la Diputada Nacional Carolina Moisés y donde sólo algunas figuras provinciales de manera aislada se hicieron presentes acompañando la visita presidencial,y siendo parte del hecho histórico.

La comitiva de Evo y García Linera, entre otras cosas, agradecieron con mucho afecto, la contención que brindaron dirigentes del Frente de Todos a los funcionarios y militantes del MAS cuando ocurrió el golpe, permitiendo salvar su integridad y la de sus familias.

La tan postergada visita de Alberto Fernández fue de un enorme gesto político para la región puna y para la provincia en general. Abrió canales de diálogo concretos para proyectos de integración que buscan ir más allá de los meros discursos. El gas y el litio como ejes centrales de potenciales acuerdos futuros.

Al álbum de fotos de Gerardo Morales en Casa Rosada le faltará la figurita más difícil esa “la del retorno de Evo Morales y la de Alberto Fernández en su primera visita a Jujuy como presidente”.



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