JUJUY

Editorial

Las ambiciones presidenciales de Morales, tan maltrechas como los apoyos al peronismo

Lejos de los pronósticos que lanzó el oficialismo en junio tras el triunfo en las legislativas provinciales, el Frente Cambia Jujuy vio mermado el apoyo de la ciudadanía y en lugar de ocupar las 3 bancas en Diputados como pretendía, sólo obtuvo 1

Fotomontaje Jujuy Dice
Fotomontaje Jujuy Dice

 

Contrariando las ráfagas de triunfalismo que se encargó de esparcir en la provincia luego de las elecciones provinciales del 27/J, un viento cruzado derribó las intenciones de Gerardo Morales de quedarse con las tres bancas en la Cámara de Diputados de la Nación que el oficialismo puso en juego.

En Jujuy, acaban de perder Morales y sus ínfulas desmedidas. Del sueño soberbio y omnipotente de mitad de año de quedarse con los tres escaños, el Gobernador debió conformarse con sólo uno, debiendo compartir la representación jujeña en la Cámara Baja con la frentetodista Leila Chaher y con el sorprendente ascenso electoral –o no tanto– de la izquierda corporizada en Alejandro Vilca.

Pese a triunfar y con una considerable diferencia por sobre la segunda fuerza, la pretensión hegemónica del moralismo experimentó el duro embate de la realidad. La ciudadanía jujeña decidió no extenderle un cheque en blanco a su modelo de gestión prepotente, arbitrario y poco transparente.

Aunque los resultados no fueron los esperados por Morales, el mandatario persiste en su intención de competir en la carrera presidencial haciendo pie en el norte. En la vecina ciudad de Salta ya aparecieron pintadas que lo postulan como presidente por el radicalismo.

 

Pintadas en Salta capital

Pintadas en Salta capital

El ya obsceno dispositivo clientelar del Gobernador exteriorizado en cada departamento en la semana previa a los comicios no alcanzó para quedarse con las tres bancas en disputa; ni siquiera con dos, postergando así el anhelo de la ministra Natalia Sarapura, quien por estas horas lamenta haber destinado tantos recursos de su cartera para terminar quedando en la puerta de un sueño que se le escabullló como agua entre los dedos.

Aprovechándose de las necesidades reales de los jujeños, el Gobierno provincial no sólo exprimió el presupuesto del ministerio de Desarrollo Humano local distribuyendo alimentos, colchones y camas, sino que se apropió discursivamente de programas e iniciativas generadas desde el Gobierno nacional. En este punto, la viveza criolla de Morales –asentada sobre la lealtad de los medios afines pautadependientes– sigue marcando la agenda política provincial.

El escrutinio definitivo le terminó de pinchar el globo al oficialismo, que había anunciado que el conteo final iba confirmar la captura de la segunda banca. El escenario era poco probable debido a la cantidad de votos que necesitaba el Frente Cambia Jujuy para lograr la entrada de Sarapura al Congreso. Así, la maniobra del moralismo fue casi un manotazo de ahogado sobre los legítimos respaldos alcanzados por Chaher y Vilca.

La peor parte se la llevó el peronismo y los números así lo demuestran.

De los 16 distritos con que cuenta la provincia, sólo en ocho el Frente de Todos superó el 30% de los votos, siendo Santa Bárbara con un 38,18% y Susques con un 37,50% los territorios que se manifestaron más afines al peronismo.

En el extremo opuesto, el departamento Manuel Belgrano volvió a erigirse como el terreno más hostil para el Frente de Todos, que sólo colectó el 19,91% de los votos frente al 50,65% de Cambia Jujuy, es decir, una diferencia de 30,74%, que expresada nominalmente significa 76.014 votos a favor del moralismo. Está por demás claro que, si el peronismo aspira a recuperar su representación, mucho deberá trabajar para enamorar al esquivo electorado capitalino.

Otro dato que arroja el análisis a nivel departamental, indica que en Yavi se registró la menor diferencia entre el radicalismo y el peronismo en las 55 mesas habilitadas: un 5,28% a favor de Cambia Jujuy por sobre el Frente de Todos del intendente Blas Gallardo.

La lupa puede posarse también sobre Palpalá y Humahuaca –feudos dominados por el presidente del PJ Rubén Rivarola–, municipios en que el Frente de Todos resultó tercero detrás de la izquierda, en el primero de ellos 20 puntos debajo de Cambia Jujuy y en el restante 9 puntos detrás del oficialismo provincial. El dato adquiere más relevancia por tratarse de administraciones locales a cargo del justicialismo.

Las banderas del frentetodismo fueron mejor defendidas en la zona del ramal, con referentes que con recursos propios ayudaron a sumar voluntades, y dieron el debate electoral con mayor enjundia y convicción que los capitostes del PJ. 

Los casi 25 puntos finales de distancia –o los 92.829 votos– entre las huestes de Gerardo Morales y el deshilachado Frente de Todos, deberán alumbrar de una buena vez el imprescindible debate a fondo en el seno del peronismo jujeño. Una fuerza política nacida para disputar el poder y desde allí instrumentar profundas transformaciones políticas, económicas y sociales, no puede permitirse profundizar su sangría sin rebelarse, o al menos demostrar la intención de modificar ese estado de cosas.

La obtención del segundo lugar por parte del peronismo a tan sólo 3.083 votos de distancia con la hasta ahora siempre testimonial izquierda, es un fenómeno que se analiza con cierto asombro en los laboratorios electorales porteños. 

Las urnas hablaron y pusieron en pausa la pretensión hegemónica de Morales. Ahora sabe que no podrá descuidar la casa propia mientras alimenta su aspiración presidencial. Pero si el peronismo jujeño, en todas sus vertientes y expresiones, no toma real dimensión de su deterioro institucional y electoral, también deberá despedirse de su ilusión de retornar al gobierno en 2023.



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