La pandemia puso en evidencia la crítica situación que atraviesa el sector público de la salud ante la falta de insumos, personal especializado en ciertas áreas, pero también en lo que respecta a la infraestructura, un ejemplo de ello, es el Hospital Oscar Orías que durante el temporal que azotó la zona del ramal dejó techos caídos y salas inundadas.
Mientras que el gobierno de Morales se jacta que la renta de Cauchari permitirá construir 258 escuelas nuevas y refaccionar las 700 ya existentes, nada dice sobre lo que es el sector sanitario donde también urge que el Estado provincial tome acciones concretas para mejorar su infraestructura.
Recordemos que días atrás, un grupo de pobladores de La Quiaca decidieron crucificarse en el acceso sur sobre la ruta N°9 de dicha ciudad, para exigir, entre otros puntos, equipamiento para el Hospital Jorge Uro, que pese a estar allí desde hace 60 años, todavía no cuenta con una sala de terapia intensiva.
Ante la dramática decisión de vecinos y vecinas de la ciudad fronteriza, el gobierno jujeño en lugar de dar respuesta a los reclamos, ejecutó contravenciones contra quienes realizaron la crucifixión.
La falta de infraestructura no sólo ocurre en la región de la puna y quebrada, sino que se extiende en toda la provincia y el caso de lo ocurrido el martes en el Hospital Oscar Orías tras el temporal de lluvias, granizo y vientos, es una muestra de ello.
Mientras que desde el sitio oficial Prensa Jujuy sólo mencionó que ingresó agua y en los sectores de guardia e internación la lluvia provocando el colapso del cielo raso, lo cierto, es que los daños fueron mucho mayores, según indicaron las propias autoridades del nosocomio.
Manuela Cabello, directora del hospital, señaló a medios locales “estuvimos evaluando con personal del hospital, servicio de clínica médica, de pediatría y maternidad tienen daños en los techos que llevaron a que el hospital no esté operativo”.
Y a modo de pedido, Cabello manifestó “estoy segura que el Ministerio de Salud y el Gobierno provincial van a dar una solución a esta situación rápidamente”.
Confirmando que los daños fueron mucho más graves que los mencionados por la prensa oficial, ya que sólo el 50% del centro de salud de cabecera puede funcionar.
Asimismo, Cecilia Jordan, médica a cargo de la guardia pediátrica durante el día del temporal, relató a Página 12 “estábamos en la guardia de pediatría y comenzó a entrar agua por todos lados. Se inundaron varias salas, cayeron los techos, un desastre. Acomodamos a los pacientes como se podía, (teníamos que) llevarlos a donde menos llovía y donde no se caían los techos”.
Los destrozos también incluyeron el sector de clínica médica “salía agua de los ventiladores, de los enchufes. Quedó destruida (la sala), porque queda en la parte de arriba y quedó mal, todo el techo cayó. En la guardia sufrimos lo mismo: cuando llueve se inunda, terapia intensiva también”, expuso la profesional, dando cuenta que no es una situación nueva, sino que se repite a menudo.
Otro de los espacios afectados fue el destinado para el descanso de los profesionales de la salud “en nuestra pieza de médicos no teníamos lugar para dormir, conseguimos la sala de docencia donde nos prestaron sillones y colchas para poder descansar un poco”, detalló Jordan.