En horas de la mañana del domingo, Milagro Sala recibió el alta médica, luego de estar casi 2 semanas internada por el cuadro de trombosis venosa en una de sus piernas, por lo que volvió a su domicilio en Cuyaya.
Era el 28 de junio, cuando lo que era un control de rutina terminó siendo una internación de urgencia para la lideresa, situación que derivó en un escándalo por la presencia policial dentro de la habitación donde se encontraba alojada junto a otras personas también asistidas allí. En una clara demostración de hostigamiento para la dirigente de la Tupac Amaru, Alberto Fernández cambió su agenda presidencial para llegar a Jujuy y encontrarse con Sala.
El presidente -quien ya había visitado a la lideresa en 2016 en el penal de Alto Comedero-, en conferencia de prensa apuntó al funcionamiento de la justicia provincial y cuestionó su detención. Dicho gesto fue agradecido por Sala, quien manifestó “me cayó bastante bien la visita de Alberto. Me contó que él también tenía una trombosis en los pulmones, que el tratamiento es muy largo. Me dio mucho aliento a mí y a mi familia”, indicó en una entrevista con AM750 este lunes.
Y detalló “cada vez que mi familia tiene problemas y Alberto se entera me llama, y me cayó bastante bien que me vaya a visitar y que me aliente”.
Siguiendo sobre la cuestión de su salud, la dirigente expresó “siempre me sentí una persona fuerte. Que nunca iba a bajar los brazos. Siento que ahora la vida me jugó una mala pasada. Esta enfermedad es algo muy jodido. Me hace pensar muchas cosas”.
Sin embargo, esta mala pasada está atravesada por su condición de detenida desde hace 7 años: “me robaron siete años de mis hijos, de mi familia, de la militancia, y eso no me lo devuelve nadie”, señaló, además de indicar que siente “bronca e indignación” por ello.
En ese sentido, cuestionó la política llevada por Gerardo Morales y sostuvo “en Jujuy pareciera que estamos en el ´76”, en referencia a la última dictadura cívico-eclesiástico y militar.
Las declaraciones de Sala se producen luego de conocerse los 15 allanamientos ocurridos el pasado miércoles en diferentes sedes de organizaciones sociales y domicilios de dirigentes. “Para Gerardo Morales las organizaciones sociales somos enemigas”, declaró.
Y volvió a manifestar “a mí me metió presa la política y la política me tiene que liberar”.