JUJUY

Editorial

Los caprichos del dictador de Campo Verde

La represión desatada sobre los vecinos de Campo Verde convertido en un gueto, fueron una muestra de la escalada autoritaria de violencia institucional emprendida por el gobierno de Gerardo Morales.

Los caprichos del dictador de Campo Verde

 

 

Por Rodrigo Quiroga*

“A Jujuy siempre se vuelve”, canta la zamba de Jorge Hugo Chagra.

Porque siempre volvemos al lugar amado, donde nos hemos sentido bien; aunque estemos lejos, deseamos regresar en nuestro interior a un espacio ideal e idealizado, a un edén.

Pero en Jujuy también hay gente que vive en la pobreza y la exclusión y que se resiste a permanecer en ese estado. Lejos de ser un edén, en Jujuy también habitan tanto el hambre y la carencia como la lucha, la resistencia y la contradicción. De hecho su fuerte espesor cultural, lejos de la versión pintoresca, proviene de ese conflicto nacido desde la conquista. Y donde hay conflicto hay historia. Los gobernantes que se empeñan en negar esa fuerza de nuestra gente son sólo accidentes y obstáculos en la trama de la historia destinados a desaparecer y a hacerla avanzar.

Por cierto, fuera de cualquier idealización, y pese a su abundante producción compositiva, con algunas canciones muy bien logradas, el fallecido Teniente Coronel Jorge Hugo Chagra fue denunciado como integrante de un grupo colaboracionista con la dictadura militar en los Juicios por la Verdad. Contradicción. “Así es Jujuy”, diría el propio bardo castrense.

 

La invención de un gueto

Los episodios vividos esta semana en el barrio Campo Verde, con la policía jujeña reprimiendo a niñas y niños, mujeres y hombres que defendían su derecho a acceder a un espacio verde junto al derecho a la educación, significan un peligroso avance autoritario por parte del gobierno de Gerardo Morales sobre la ya muy restringida democracia que tenemos en la provincia.

Esas escenas, brutales por cierto, representan la punta del iceberg explícita de la violencia institucional que Morales ejerce sobre gran parte de la población jujeña y al mismo tiempo su cenit.

Niñas y niños perseguidos por la caballería. Mujeres arrastradas y apaleadas por la infantería. Hombres baleados y gaseados, fueron las imágenes del conflicto desatado en el espacio verde en pugna. Pero además hubo, a la mejor manera de la Gestapo, un barrio completo sitiado, con vecinos que no podían salir de sus casas, un obsceno despliegue de inteligencia, que permitió la posterior persecución de referentes barriales por parte de otros sectores de la policía. Y la detención de vecinos injustificada, con supuestos prontuarios convenientemente difundidos por los operadores periodísticos de las fuerzas de seguridad.

Para completar el infame despliegue, luego la Municipalidad de Jujuy envió supuestas “encuestadoras” que pretendían obtener el acuerdo de las y los vecinos sobre la marcha de la edificación de la escuela, sin siquiera preguntarles si deseaban que allí se levante el edificio.

Morales convirtió a Campo Verde y 9 de Julio en un gueto.

Desde aquel día en que irascible y desequilibrado comenzó a gritar a los vecinos que se oponían a la edificación en su espacio verde de la Escuela 39. No se oponían al colegio, se oponían a que se levante en ese lugar. Pero el gobernador, ofuscado, lejos de entablar un, diálogo que comprenda las necesidades de los vecinos y de la educación, eligió descargar sobre ellos la violencia del aparato represivo y de inteligencia que tiene armado con la policía jujeña.

En ese mismo discurso, el gobernador comenzó la estigmatización de los habitantes de esas comunas, jujeñas y jujeños humildes y dignos, pero no ante su mirada. “Hay responsables locales del barrio que son los que le venden alcohol a los veteranos, cambien de rubro, con la escuela van a tener que vender galletas y gaseosas y van a ganar lo mismo cambiando rubro y dejen de joder, eso es lo que tienen que hacer irresponsables egoístas que no quieren el futuro de sus hijos”.

Y como siempre que quiere justificar cualquier medida y deslegitimar algún reclamo y a sus protagonistas apeló a la polarización con su fetiche favorito. “no se los voy a permitir y acá hay una irresponsable detrás de todo esto qué tiene nombre y apellido, sí esto ya lo sabemos y lo hemos vivido 20 años y creen que no lo sé, detrás de todo esto está Milagro Sala que ha mandado a sus diputados y ha mandado a su abogado”.

Esa alocución discriminante del gobernador fue el puntapié inicial  un proceso de “guetización” de esas comunas, continuado en la semana el empleo de las fuerzas represivas, en un accionar de violencia que no se veía en Jujuy desde la época en que caían los gobernadores como efecto de la resistencia social.

En la lógica animista de Morales la apelación a su espectro antimateria Milagro Sala conjura todo mal y abroquela a los jujeños contra el demonio, pero el hechizo de ese talismán están llegando a su fin entre los jujeños.

Porque el escenario de violencia y represión desplegado en Campo Verde, escenificó en un tiempo y espacio determinados la violencia institucional que muchas mujeres y hombres viven en Jujuy, de la mano de un estado que actúa a la imagen de su cabeza. Violencia y acoso laboral en reparticiones públicas, violencia de género y hasta femicidios con una justicia inhábil y jueces incapaces nombrados bajo la inspiración represiva del ejecutivo. Un cuerpo de fiscales que amparan la violencia machista y persecución laboral de su líder.

El aparato represivo y el carácter autoritario del gobierno de Gerardo Morales ha quedado a la vista como nunca en estas últimas semanas.

De la mano del código contravencional, sancionado por el anterior gobierno peronista, se persigue y judicializa cualquier protesta en el espacio público con multas elevadísimas. Hay una seria restricción al derecho a peticionar y a manifestarse que está consagrado en el Artículo 14 de nuestra Consitución Nacional y otros conexos. Referentes sociales fueron multados en los últimos días con 90mil pesos por ejercer su derecho a peticionar, violando la letra de nuestra Carta Magna.

Además en la semana previa al aniversario del golpe del 24 de Marzo, móviles policiales comenzaron a montar guardia sin ningún motivo frente a las casas de legisladores opositores, comitivas de las fuerzas de seguridad se hicieron presentes en el domicilio de un abogado referente de la oposición para detenerlo, aunque después el MPA declaró que no había una orden de detención.

 

La lucha por la verdad

La violencia ejercida en los hechos a través de la represión y las tareas de inteligencia en Jujuy tiene un correlato en la violencia simbólica que ejercen los portavoces del gobierno en sus declaraciones ampliamente difundidas a través de medios de comunicación.

Diarios digitales, diarios escritos y canales de televisión que ya no ejercen el periodismo sino que practican lisa y llanamente la propaganda ya que su mirada y su opinión ha sido comprada por el gobierno a través de una ingente pauta publicitaria o negocios de sus dueños con el estado.

Y esa compra del periodismo ha sido financiada con su dinero estimado lector. ¿Tiene idea de cuánto costaron las emisiones del COE al gobierno provincial?

En 2019, el segundo de televisión en Canal 7 de Jujuy costaba 185,60$ según datos brindados por la emisora. El segundo, en 2019. Haga la cuenta de todas las emisiones del COE, en 2020 que no duraban menos de media hora y tendrá una idea, sólo una idea , ya que el gobierno de Gerardo Morales no rinde cuentas, de cuánto costó a los contribuyentes jujeños comprar a los medios de comunicación para un gobierno.

La explicita parcialidad tres de los más grandes medios de comunicación jujeños ya estaba clara y ha quedado a la vista también en la semana con el ocultamiento de los hechos represivos vividos en Campo Verde, y la realización de una grotesca operación de prensa contra la familia de una diputada de la oposición.

Las condiciones de posibilidad de un discurso, sus condiciones de producción diría el semiólogo Eliseo Verón, determinan que es lo que puede enunciar. En Jujuy las condiciones de producción del discurso de los funcionarios incluyen el poder de lo que se dice en los medios más grandes y por eso sus portavoces pueden decir prácticamente cualquier cosa. Mentir abiertamente sobre los hechos.

"En Campo Verde no hubo represión, hubo agresión a los policías", dijo muy suelto de cuerpo el ministro de Gobierno y Justicia, Oscar Agustín Perassi. Deberíamos pensar en cuál fue la agresión a la policía de los niños que huían perseguidos por la caballería policial presa del pánico.

Lo acompañaron en este nuevo capítulo de la “Historia Jujeña de la infamia”, las nuevas caras de la violencia represiva contra mujeres y niños. Dos funcionarios que estaban presentes, con outfit muy fresco eso si, en la cancha de Campo Verde mientras la policía aplicaba palos, balas y gases a los vecinos, dando instrucciones.

El Secretario de Seguridad Pública, Diego Suárez declaró a un medio local en medio de la vorágine agresiva de las fuerzas de seguridad, "la situación es tranquila, nosotros estamos cumpliendo una orden de la justicia, la empresa debía empezar hoy, la empresa se comunicó con nosotros y venimos a apoyar".

Adriano Morone, Secretario de la Seguridad en Relaciones con la Comunidad, respondió a otro medio, "simplemente la policia tiene una orden, hubo unos incidentes porque se atacó a la policía".

¿Quién atacó a la Infanteria armada hasta los dientes y a la Caballería galopando enfervorizada? ¿Mujeres con hijos en sus brazos? ¿Niñas y niños aterrorizados? ¿Hombres con muletas como se vió en videos difundidos en redes sociales?

Queda claro, los representantes del gobierno de Gerardo Morales pueden decir cualquier cosa, porque tienen quien los publique y muy pocos medios que muestren lo que realmente sucedió. Y de la mano de esa verdad ficticia además habrá jueces que actúan en consecuencia deteniendo a los “agresores”. Lawfare y posverdad. Todo el combo en uno pagado con la plata de los jujeños. La guetización de campo verde y sus habitantes continuó a través de las mentiras difundidas en varios medios de comunicación sobre los vecinos.

Se intentó pintar a los habitantes de ese barrio como criminales, vagos, violentos, ignorantes que no quieren que sus hijos estudien o "vade retro" tupaqueros, seguidores de Milagros Sala. Pero en su conferencia y testimonios de redes sociales se pudo valorar la dignidad de una comunidad defendiendo a los suyos y a sus espacios contra la persecución del estado. La "verdad" en el espacio de la comunicación siempre está en disputa.

 

Para una minoría es difícil de comprender que habitantes de un barrio defiendan tanto una cancha. En detrimento de una escuela, como nos quiere hacer creer el aparato comunicacional del gobierno. Pero la reivindicación de los vecinos fue clara “Deporte si, Escuela si”

Los vecinos defienden un predio que no es sólo una cancha, es un espacio social levantado y acondicionado por ellos, un ámbito de intercambio, de encuentro social, un lugar de recreación para los que llegado un fin de semana no tiene dinero para ir a alguna localidad de la quebrada a dispersarse, o hacer alguna escapadita vacacional.

Claro que el gobernador no puede ni quiere entender eso porque su realidad es absolutamente ajena y prefiere estigmatizar y emprenderla contra los vecinos en vez de hacer su tarea: dialogar y encontrar soluciones para todas y todos.

Prefirió comportarse como aquel personaje del Alberto Olmedo, el dictador de Costa Pobre, un país bananero donde se hacía sólo lo que él quería. Pero Jujuy es, o al menos pretende ser un estado republicano, donde las garantías constitucionales deben respetarse, el derecho a peticionar está vigente y debe asegurarse a los ciudadanos. Una provincia donde debería haber una justicia y un poder legislativo independientes, que ponen límites al poder ejecutivo, ese es el horizonte mínimamente democrático que los jujeños nos merecemos.

En la semana previa al aniversario del golpe de estado del 24 de Marzo de 1976 los avances autoritarios y represivos del gobierno deben ser denunciados y se les deben poner un límite claro ampliando la democracia jujeña.

No sólo Campo Verde fue convertida en un gueto. Jujuy es el gueto de Morales. Todos somos Campo Verde.

 

* Licenciado en Comunicación Social

 



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